A principios de este año, la economía estadounidense se ha ido fortaleciendo. Esto lo confirma el crecimiento del dólar y de las acciones en el mercado de valores. Pero a la Fed le preocupa el rápido crecimiento, que podría acelerar la inflación. El alto precio de los préstamos reduce la demanda de los consumidores, pero las tasas se mantienen en su máximo.
El efecto de las tasas elevadas no suele aparecer de inmediato. Es muy posible que los datos del mercado laboral de hoy muestren una señal temprana de enfriamiento de los indicadores económicos y, como resultado, confirmen la disposición de la Reserva Federal a bajar las tasas este verano.
Esto podría debilitar el dólar y dar a los operadores la oportunidad de capitalizar una tendencia a largo plazo respaldada por la política del banco central.